El centro de día Torrefiel del Instituto Valenciano de Servicios Sociales (IVASS), adscrito a la Vicepresidencia Segunda y Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, ha organizado la ‘Jornada alimentación neurosaludable’ con el fin de promover hábitos alimentarios y de vida saludables en personas con daño neurológico.

Este acto se enmarca en la celebración del Día del Daño Cerebral Adquirido y ha reunido esta mañana en el centro municipal Jubiocio de Benicalap a profesionales del centro de atención diurna y a las personas usuarias acompañadas de sus familias.

La jornada busca informar sobre los riesgos que conllevan el ritmo de vida acelerado y el estrés para la salud, y cómo prevenirlos para evitar accidentes cerebrovasculares o conocidos más comúnmente como ictus, que son hoy en día una de las principales causas del daño cerebral adquirido.

También se ha puesto el acento en la importancia de conocer los alimentos y sus propiedades para cuidar lo que comemos y cómo lo hacemos, así como que debemos prestar atención al tiempo y espacio que dedicamos para realizar una actividad tan fundamental para la salud y el bienestar de la persona.

En las distintas intervenciones de la jornada se ha resaltado la alimentación como determinante en las probabilidades de sufrir un daño cerebral adquirido y, caso de haber sufrido una lesión repentina en el cerebro, en el proceso de rehabilitación, ya que una de las posibles secuelas es la disfagia, la dificultad o la imposibilidad para deglutir alimentos.

El daño cerebral adquirido es una de las patologías discapacitantes de mayor incidencia en nuestro país. Tras haber sufrido un ictus, un traumatismo craneoencefálico, un tumor cerebral o cualquier otra enfermedad infecciosa que afecte al cerebro, esta lesión no sólo se produce de forma súbita en la persona, sino que irrumpe repentinamente a nivel familiar dejándoles también secuelas.

El centro Torrefiel del IVASS cuenta con 30 plazas de atención diurna y un equipo multidisciplinar de profesionales, entre ellos, fisioterapeuta, trabajador social, neuropsicólogo, terapeuta ocupacional, logopeda, enfermera, cuidadoras, monitoras y administrativa, además de personal de limpieza, cocina y transporte.

Las personas usuarias siguen un programa terapéutico y de rehabilitación intensivo, que se compagina con talleres y actividades físico-deportivas, artísticas y teatro, de ocio cultural y tiempo libre en la comunidad, en las que se involucran también las familias, y que les proporcionan una mayor autonomía funcional y favorecen su participación e inserción social.